La Sombrilla del Respeto

La Sombrilla del Respeto

Respeto es de esas palabras que, de tan manoseadas, corren el riesgo de vaciarse. Y sin embargo, es esa sombrilla amplia que nos cobija en esa aspiración imperfecta de construir cultura de paz.

El otro día, en el webinario con Paulo Moratelli sobre «La Psicología de las Prácticas Restaurativas: Respeto, Empatía y Alteridad», realizado el 30 de noviembre de este año, Paulo mencionó que el respeto es la base de todos los demás valores, de todas las demás necesidades («valores universalmente necesarios», dijo él). ¿Qué es la empatía, sino el respeto por la experiencia del otro? ¿Qué es la escucha activa, sino el respeto profundo a la historia de la otra persona? ¿Qué es el autocuidado sino un respeto hacia mí misma?

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T03E13 Una jueza nos explica sobre Justicia Restaurativa

En esta conversación con la jueza Lourdes Espinach exploramos la experiencia de la Justicia Restaurativa en Costa Rica: ¿qué es la Justicia Restaurativa? Lourdes nos explica cómo estos protocolos fomentan el encuentro entre comunidad, personas afectadas y personas que cometieron Sigue leyendo

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Atestiguar Compasivamente. Parte 3.

«Esta es una era mediática e interconectada sin precedentes. Es como si todos y todas fuéramos espectadores. No. No somos espectadores. Somos testigos. Eso conlleva un compromiso. Atestiguar compasivamente no implica únicamente abstenernos de los vicios que conlleva la era tecnológica del nuevo milenio. Implica una acción comprometida, transformadora, no violenta pero sí valiente y coherente.»

Durante las últimas dos semanas, quise dedicarme a hablar sobre el concepto de «Atestiguar Compasivamente»: esta decisión de observar y actuar sobre nuestra realidad para transformar y no exacerbar la violencia. Había pensado en hacerlo en tres partes: la primera sobre la relación compasiva con uno mismo (que no, no es lo mismo que la autocompasión). Segundo, la escucha activa, el atestiguar compasivamente sin resolverle los problemas a las personas (que no, no es pasividad). Hoy quería hablar sobre cómo hacemos esto desde nuestra participación cívica y comunitaria. Cómo observamos la violencia y nos hacemos partícipes como ciudadanos, pero sin incurrir en violencia nosotros mismos. Creo que más que una afirmación, es una pregunta.

Y entonces el fin de semana pasado trascendió lo que se está viviendo en Nicaragua. Mi mamá es de Estelí. Hemos pasado al pendiente de las noticias y muy consternadas.

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«Que no, que no es pasividad.» Parte 2.

Según Kaethe Weingarten (2003), al acercarnos a alguien y atestiguar su historia, debemos hacernos presentes. Física, mental y emocionalmente presentes. Estar en el ahí y el ahora, aún si es una conexión breve. Vivimos en el mundo de las distracciones insaciables y amabilidades falsas.

 

La semana pasada el tema fue la compasión a uno mismo -que no, que no es autocompasión-. Es la base para atestiguar compasivamente, el «compassionate witnessing», a partir del cual nos volvemos conscientes y empoderados sobre nuestra realidad para transformar la violencia sin exacerbarla. Atestiguar compasivamente. ¿Cómo se aplica a la escucha? ¿A la escucha de la otra persona que nos cuenta su situación? No sé a ustedes, pero cuando oí algo así me sonó como a pasividad. Me sonó a observar sin meterse. Y eso, al menos a mí, no me sonó nada bien.

Quizás me gana la impulsividad. O quizás sigo tratando de sacudirme esta noción de que las personas que trabajamos con personas debemos ser los protagonistas de las soluciones. O al menos el cerebro de la operación en lo que a soluciones se refiere.

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«Que no, que no es auto compasión.» Parte 1.

 

La compasión a uno mismo no es lo mismo que la auto-compasión. Y es el primer paso para transformar la violencia. En tres partes, me gustaría hablar sobre lo que Kaethe Weingarten (2003) llama en inglés «compassionate witnessing» y que me he atrevido a traducir como «atestiguar compasivamente»; ella lo define como esa decisión activa de darnos cuenta y de tomar conciencia de lo que pasa para actuar con respecto a lo que observamos, de forma que transformemos y no exacerbemos la violencia.

En esta primera parte quisiera referirme más bien a la importancia de la compasión a uno mismo. No, no es auto-compasión, no es ley del pobrecito, no es carta abierta a la mediocridad.

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