Fui a la Marcha por el Estado Laico

(Foto de Diana Méndez).

Sip, fui a la marcha de hoy. Creo que el estado debería ser laico, es decir, no confesional. El Papa Francisco ha insistido en que los estados confesionales terminan mal y yo le creo.

Mis padres son católicos practicantes, muchos de mis amigos y amigas son católicos o evangélicos comprometidos. Creo que la vida espiritual de cada persona es sagrada y le guardo un profundo respeto. Igualmente, considero que la religión debe apartarse de las decisiones estatales que competen a ciudadanos o ciudadanas que pueden ser o no católicos. Creo que decisiones ciudadanas deben tomarse basadas en insumos ciudadanos y no religiosos, como las de ofrecer educación sexual a niños, niñas y adolescentes; poner a disposición de la población métodos anticonceptivos seguros desde el seguro social o determinar que una pareja homosexual tenga acceso al matrimonio civil. Pueden haber objeciones civiles, lo cual me parece válido y razonable. Pero desde lo religioso, cada persona tiene la responsabilidad de ser integra con respecto a su propia conciencia, sin interferir con la forma en la que el estado decide para toda la ciudadanía (católica y no católica).

Sí, fui a la marcha de hoy…

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Políticas dirigidas a identidades grupales y responsabilidad personal (T03-E03).

«En el momento en el que delegamos en el grupo la tarea de pensar, de discernir y de elegir por nosotros sobre nuestra propia vida y la de los nuestros, perdemos responsabilidad por nuestras acciones («es lo que el grupo considera correcto -políticamente correcto- y no lo voy a cuestionar»). Sobra decir que un montón de personas irreflexivas, irresponsables y agrupadas pueden volverse muy peligrosas.»


Transcripción aproximada:

Escribí esta columna hace un par de semanas, pero quiero retomarla hoy porque he tenido algunas dificultades para traducir adecuadamente el concepto de «identity politics». En el podcast procuro explicar un poco mejor que me refiero a esas políticas dirigidas a la identidad grupal.

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Tan lejos de aquella Florencia

«Leonardo Da Vinci era zurdo, ilegítimo, distraído, gay e impulsivo. Y se muda a Florencia a sus 12 años, en una época en la que Florencia era una ciudad abierta a la diversidad de las personas. Y fue plenamente aceptado.» – Walter Isaacson

El martes pasado se conoció en Costa Rica la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos con respecto a la identificación registral de personas transexuales y la consigna de que el matrimonio civil esté disponible por parte del Estado para las parejas del mismo sexo. El gobierno de Costa Rica ratifica la decisión. Comenté mi opinión y sentimiento sobre el tema ese mismo día y de forma breve en una sección del podcast que compartí esta semana. Lo resumo así: estoy de acuerdo con la decisión, pero me preparo con temor para la respuesta beligerante de quienes repudian y quienes celebran este hecho. No estaba equivocada. Al menos en el cortísimo plazo, las opiniones han explotado con temor, celo, odio y revanchismos.

No voy a explicar aquí la noticia. Para una explicación sencilla, pero completa sobre el tema, me remito a este video de mi amigo René Montiel. En general, estoy de acuerdo con la forma en la que explica lo que estamos viviendo.

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